La guanábana (Annona muricata) es un árbol de hoja perenne
endémico del Caribe, Centro y Sudamérica, estrechamentente relacionado
con la chirimoya. Se cultiva, como esta, por su fruto, de cáscara verde y
sabor
muy dulce.Zapote de viejas, nangka blanda, graviola, durian bengala,
zuurzak. Guanábana y anona de México son reconocidas por la Real
Academia Española.
La fruta es muy delicada de color verde oscuro cubierta de espinas
suaves. Es relativamente grande y de cáscara muy delgada. Se debe
cosechar antes de estar madura. La pulpa es blanca, cremosa, carnosa,
jugosa y ligeramente ácida, mide 2-3 dm de largo, pudiendo pesar 2,5 kg . En los últimos años, el extracto de guanábana ha llegado a ser ampliamente aclamado por tener propiedades altamente potentes
para combatir el cancer.[1] Desde marzo de 2003, e-mails circulan por
la internet afirmando que el té de guanábana cura el cáncer. Hay
diversos estudios sobre la anonacina, el compuesto de la guanábana que
tendría efectos anticancerosos. Sin embargo, esos estudios fueron
solamente realizados in vitro o in vivo en animales, no existiendo aún
ningún estudio clínico, en humanos. Un motivo citado para la falta de
estudios clínicos en humanos es el hecho de que no se puede patentar una
planta, lo que lleva a los laboratorios que patrocinan los estudios a
concentrar las investigaciones en los principios activos, acetogeninas
anonáceas, en vez de la planta.[2] Las acetogeninas de las anonáceas son sustancias cerosas que
resultan de la combinación de ácidos grasos de cadena larga (C32 ó C34)
con una unidad de 2-propanol en el carbono 2 para formar una lactona
terminal (dicha lactona queda al inicio de la cadena).7 Un estudio
realizado en la Universidad de Pardue en California, demostró que las
acetogeninas pueden inhibir selectivamente el crecimiento de células
cancerígenas y también inhibir el crecimiento de las células del tumor,
resistentes al adriamycin (droga quimioterapéutica). En otro estudio
realizado por científicos de la misma Universidad, se demostró que la
acetogeninas de guanábana (graviola) son extremadamente potentes
teniendo una ED50 (dosis letal 50) de hasta 10 – 9 microgramos por
mililitro, resultando tener unas 10,000 veces la potencia del adriamycin. Estudios realizados en 1998 a 2000 por McLaughlin y por Chih Hw,
Chui HF han revelado que las acetogeninas son inhibores del complejo I
de la cadena de fosforilación oxidativa con lo cual bloquean la
formación de ATP; energía que necesita la célula cancerosa para poner en
funcionamiento su bomba mediada por P-glucoproteína, que le permite
mantenerse activa. La acetogeninas, también inhiben la
ubiquinona-ubiquinona oxidasa, enzima dependiente del NADH que es
peculiar en la membrana plasmática de la célula cancerosa. McLaughlin
realizó sus investigaciones con las acetogeninas Bullatacin y
Bullatacinone. Estudios en el Caribe sugieren una conexión entre consumo de esta
fruta y formas atípicas de la enfermedad de Parkinson debido a la muy
alta concentración de annonacina.8 9 La concentración de annonacina en
la fruta (15 mg/fruta) o en el néctar comercial (36 mg/lata) es cien
veces mayor que en el té elaborado a partir de sus hojas (140
μg/taza).10
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